El Camino de Santiago, una ruta para el alma

©José Antonio Gil Martínez

Algo mágico tiene que tener esta ruta para que después de tantos siglos siga practicándose de manera asidua. Y no sólo llama la atención de los ciudadanos españoles sino que año a año miles son los turistas extranjeros que deciden emprender el camino y disfrutar de sus paisajes. A continuación, citaremos algunos que no te puedes perder si tienes en mente hacer el camino.

A lo largo de la ruta, los peregrinos tendrá la oportunidad de caminar entre viñedos, por la zona norte de la Península que sirven de abastecimiento para las bodegas vascas, las de Oporto y las riojanas. En Cantabria podrás sentir el mar a la suela de tus pies, ya que el paso del País Vasco a tierras cántabras se hace bordeando el mar, un tramo precioso que acabará en Castro.

Si tu intención es, aparte de la obvia de realizar la ruta, conocer los territorios por los que pasarás, no puedes perderte los famosos pinchos de Pamplona, una ocasión idónea para conocer la cultura culinaria de esas tierras que, sin lugar a dudas, harán que quieras hacer una parada obligatoria en la capital navarra y no querrás irte de allí.

También se presentará la ocasión de conocer las entrañas de Portugal, en Ponte de Lima, la ciudad más antigua del país y que posee un puente romano que tendrás la posibilidad de atravesar que data del siglo VI aproximadamente. Por otro lado, podrás conocer alguna de las maravillas del famoso Gaudí y no, no será haciendo una parada en Barcelona, será el Palacio Episcopal construido en Astorga, que tiene la apariencia de un palacio medieval con su foso y sus almenaras, una obra fascinante. Hablando de escenas medievales, no sólo el Castillo de León parece un edificio de la época sino que un pequeño pueblo cercano a Ponferrada, Peñalba de Santiago, te hará creer por un momento que estás de verdad en la Edad Media, ya que conserva el encanto y las características de una villa de antaño, donde los coches están prohibidos, con techos de pizarra y una pequeña Iglesia Mozárabe que data del año 937.

El viaje es perfecto para ir solo, con amigos o en familia. En cualquier caso, gozarás de la buena fé de los lugareños de las zonas que visites y de la excelente hospitalidad de los albergues donde te cobijaras, algo que sin duda hacen el camino más ameno y llevadero.

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